Muchas veces me han hecho esta pregunta: "¿Qué tipo de fotógrafo eres?". Y aunque podría buscar definir la fotografía de mis trabajos, lo cierto es que la mejor respuesta sería que realmente fotografío lo que soy.
Esta reflexión viene porque hace años, cuando buscaba mi propio camino en la fotografía, tenía una meta. Que mis fotografías fueran verdaderas. Que fuesen capaces de reflejar la realidad como si fuesen un espejo que congelase el momento. Que las personas que vieran esas imágenes pudieran saber a ciencia cierta lo que allí había ocurrido. Sabía que una parte de mí sería reflejada también en mis imágenes. Pero deseaba que fuese un mínimo porcentaje, y que la mayor parte me la ofreciera quien fuese el protagonista del momento.
Fotos realizadas en Brasil durante un workshop de formación. (Mi mujer estaba embarazada).
Me emocionaban muchísimo la capacidad de fotoperiodistas de guerra de transmitir esa realidad. Después, al estudiar, al comprender y al fotografiar cada vez más, entendí lo ilusiorio de mi meta. E incluso diría más: La idiotez de mi propia idea. Pueden parecer palabras fuertes las que digo ahora, pero repasando el camino recorrido y lo mucho de mí que reflejan mis propias fotografías no podía estar más lejos de esas metas que imaginé al inicio de mi carrera.
Y digo esto porque en estos tiempos, la fotografía no solo ha sido mi profesión, si no mi forma de expresarme al mundo, y así lo reflejan mis trabajos. En las últimas semanas he publicado varias imágenes en las redes sociales, tal y como hago habitualmente, y me ha llamado muchísimo la atención el tipo de imágenes que estaba publicando.
Fotografías subidas a las redes sociales en Enero de 2021
Todo eran abrazos, familias unidas, hermanos, madres e hijas, sobrinos y tíos... Las fotografías que más me llenaban eran aquellas que mostraban mi necesidad de transmitir mi cariño a los demás, y sobre todo a mis seres queridos, a mi madre, a mi padre, a mi hermana y mis sobrinos,incluso esos abrazos que siempre daba a mis mejores amigos. En estos meses he sido muy cauto, menos a mi mujer y a mi hijo no he abrazado a nadie más. Para ser sinceros si que busqué un abrazo, le di uno muy muy grande a mi madre, tras pasarme tres días cuidando de mi hijo Bruno que había sido operado de una apendicitis aguda, me habían hecho una PCR y sabía a ciencia cierta que no iba a transmitirle ningún virus a mi madre. Solo le he dado ese abrazo desde que se inició la pandemia y ojalá hubiera estado más tiempo abrazándola.
Y por qué os cuento todo esto si este es un blog de fotografía profesional? Pues para que me conozcáis! porque cuando fotografío no solo lo hace un profesional, si no también la persona que soy, mis ambiciones, mis añoranzas y mis sentimientos. Porque yo amo la fotografía, porque me relaja fotografiar, porque adoro contar historias y que estas perduren en el tiempo. Por eso es que al fotografiar me siento tan bien, tan completo. Estoy convencido que ese bienestar se expande; se genera un ambiente confortable. Una fusión de entusiasmo que ayuda a sacar a la superficie lo mejor de cada uno. ¡Y eso es fantástico!
¡Yo diría que hoy fotografío lo que soy!
